La credibilidad se gana con el tiempo. Tiene mucho que ver con nuestro comportamiento y actitud a lo largo de la vida. Al público no se le engaña ellos aprenden a conocer a las personas a través de la voz o de la imagen. Y pocas veces se equivocan. Pero hay veces también que uno se encarga con su comportamiento a que nunca más nos crean. En el caso de Roberto Martínez por ejemplo que se auto titula fanfarrón, a partir de esa declaración ya nadie le podrá creer o le costará mucho recobrar la credibilidad.
Pero cuando aun no seamos conocidos igual podemos lograr que nos crean.
El lenguaje corporal es importantísimo, acuérdense de las posturas o movimientos involuntarios que nos delatan. la actitud debe ser asertiva pero sobre todo el emisor debe expresarse con vitalidad y esa vitalidad solo se tiene cuando somos auténticos. Cuando no se inventa un personaje. Eso se lo dejamos al teatro.
Cuando uno decide transmitir una inquietud, pensamiento, idea o creencia no necesita actuar, ni componer un personaje. Necesita ser auténtico. Es la única forma en que uno puede expresar con vitalidad y seguridad.
No se debe ir por la vida haciendo creer que somos lo que no somos. ¿Durante cuánto tiempo creen que uno puede sostener un personaje? Cuando uno es consciente de que está actuando se pone nervioso y eso se nota en la voz, en la mirada en la actitud.
Si logramos los 2 primeros objetivos, que me presten atención y que me entiendan lograr el tercero es más fácil siempre y cuando como les digo no pretendamos hacer creer que somos lo que estamos lejos de ser.
Actuar con honestidad te da aplomo y el aplomo te da credibilidad.
ES MI PARECER
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